

AGRICULTURA DE
PRECISIÓN
El principal objetivo de la agricultura de precisión, es el perfeccionamiento del uso y la racionalización de los recursos naturales, para maximizar los resultados obtenidos de las actividades agrícolas.
Para su desarrollo, el Ingenio San Carlos se enfocó en la división, tratamiento y monitoreo individual de los distintos tipos de suelos. Cuando la siembra, riego, fertilización y mantenimiento del suelo se adapta a cada una de las unidades de manejo, se optimiza el manejo de sus recursos.
De esta manera se realizó la subdivisión de los 350 canteros que conformaban el área agrícola del ingenio en 1.310 lotes, con un promedio de 3,7 lotes por cantero y 12,6 h por lote, permitiendo que los procesos agrícolas de siembra y cultivo de caña de azúcar pasen de un manejo estático a uno diferenciado y dinámico.
Así, los datos de campo se obtienen de manera diversificada y las decisiones se toman por divisiones de terreno, lo que conduce a un mejor aprovechamiento de la tierra, minimizando el uso de recursos y permitiendo el manejo agronómico con las variables aplicadas para cada área.
Con la ejecución del Programa de Agricultura de Precisión, desde 2013, se implementó una cultura de reciclaje y reúso de los desechos de fábrica y reducción de consumo de combustibles, optimizando de forma ecoeficiente el uso de los recursos naturales en el manejo de las plantaciones de caña de azúcar.
El programa inició disminuyendo el área de cada unidad de manejo agrícola, reduciendo la variabilidad de sus condiciones físico químicas y permitiendo tomar decisiones sobre áreas más homogéneas. Se realizó la subdivisión de los 350 canteros que conformaban el área agrícola del ingenio en 1.310 lotes.
Luego se introdujo un manejo diferenciado, diseñándose prácticas agrícolas específicas, según las condiciones de cada lote, respaldado por un programa de investigación agrícola y un monitoreo detallado en campo, de las condiciones de crecimiento del cultivo.
La medición de las estructuras del suelo ha permitido diseñar la necesidad mínima de labranza de cada unidad de manejo agrícola, reduciendo la cantidad de horas máquinas, el consumo de combustibles y la emisión de gases de efecto invernadero.
En el plan de fertilización individual de cada lote se considera la fertilidad y tipo de suelo, la variedad sembrada y su productividad, asegurando que el fertilizante llegue únicamente donde se lo requiere, reduciendo su aplicación y ahorrando anualmente una compra aproximada de 25.000 sacos de fertilizantes sintéticos.
De igual manera sucede con la aplicación de los abonos orgánicos que sustituyen a los fertilizantes químicos. Gran parte de estos abonos orgánicos se producen en el Ingenio San Carlos con los subproductos de fábrica. De esta forma se reciclan y reúsan los nutrientes, devolviéndolos al suelo.
Así se logra en las plantaciones un manejo más ecoeficiente, haciendo lo correcto en el lugar preciso y en el momento oportuno optimizando técnica, económica y ambientalmente los recursos.